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LORENZO, Santiago.
Los asquerosos
, Barcelon
a
, Blackie Books, 2018
De entre las novelas en castellano más origininales del año pasado sobresalen
Los
asquerosos
, un thriller estático rebosante de humor negro de difícil catalogación. Se trata
de la cuarta novela publicada por el vasco Santiago Lorenzo, artista excéntrico donde los
haya, a quien la crítica más
snob
no dudaría en catalogar como
un rara avis
políticamente
incorrecto y artísticamente, transgresor.
El
argumento
de la obra resulta sencillo: Manuel es un hombre cualquiera que un buen día deja mal
herido en el portal de su casa a un policía antidisturbios. El propósito inicial era
sólo
defenderse, pero
un
destornillador (que siempre lleva encima) terminó clavándose en el cuello del agente. Este hecho provoca
que Manuel, en un intento de burlar la acción de la justicia, se refugie en un pueblo perdido de la meseta
llamado Zarzahuriel. Allí se alojará en una casa abondonada donde vivirá con lo estrictamente necesario:
agua, verduras de la huerta, plantas, libros de la antigua colección Austral (la que ordenaba los títulos por
colores) y una pequeña compra adquirida en el Lidl que un tío suyo le manda regularmente a través de una
empresa de reparto. En este sentido, lo que podría ser una huida hacia ninguna parte acaba convirtiéndose
en un refugio original donde el protagonista se busca a sí mismo tratando de alejarse de la sociedad
bienpensante y del vacío y absurdo moral que caracteriza la vida y costumbres de sus ciudadanos.
Por lo que respecta a la
voz narrativa
, es el tío de Manuel erigido en cómplice el encargado de
relatarnos el devenir existencial de su sobrino. Lo hace en tercera persona, con la distancia física y el instituto
protector que resultan del amor y lástima que le inspira desde su nacimiento
.
Esta
forma de narrar dota a la
historia de un carácter testimonial al tiempo que
evidencia la excepcionalidad y el valor de la vida que ha
elegido Manuel. Se diría que nos encontramos ante un ejemplo original del
modelo de antihéroe
que la
literatura occidental ha seguido desde sus propios orígenes. Nos hallamos ante un ser humano que, lejos de
depender de los designios del destino, es consciente de hasta dónde le llevarán su más férreas
convicciones.
1
Y es que
Los asquerosos
pone sobre la mesa el tema de la
austeridad
como
opción
personal,
que consiste en “trabajar a partir de lo que hay y no a pesar de ello.”
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de
1
1
“Nació en Madrid en 1991. Su padre era uno que le daba igual a todo el mundo. Su madre, que lo mismo, era la
hermana de mi exmujer, a la que no veo desde hace ya ni sé. No tenía más tíos que yo. Impresionaba verle, con once
años, buscando trabajo en Internet. Ni se lo iban a dar ni él lo iba a pedir, por su edad. Pero desde crío, Manuel ya estaba
indagando sobre cómo sería verse a sí mismo metido en el mundo. Manuel es nombre falso. Pero es que no debo dar el
verdadero".
2
En palabras del propio autor: “
La otra, la que ha servido de excusa para tanta guarrería, la de los sinvergüenzas que se
pegaban la vida padre mientras pedían esfuerzos
[piénsese en las justifi caciones a los recortes aplicados desde los
partidos de derechas]
, esa me da urticaria y me da alergia
.” Vid.
https://elasombrario.com/los-asquerosos-santiago-
lorenzo/
LORENZO, Santiago.
Los asquerosos
, Barcelon
a
, Blackie Books, 2018
Otro de los logros de Lorenzo reside en su particular manejo de la
prosa
y del
estilo literario
. En
este sentido, algunos lo han comparado con Mihura o con el mismísimo Jardiel Poncela. Lo cierto es que
(comparaciones aparte) Lorenzo usa con total naturalidad los diferentes niveles de lengua (a veces coloquial,
cotidiano e incluso vulgar; otras, cultista y barroco); el neologismo y la experimentación son las señas de
identidad que lo consagran como un escritor original y maduro para quien todo se puede comunicar de
diversos modos, pero lo importante no es lo que se diga, que de por sí es mucho, sino el modo de decirlo. El
lenguaje se convierte así en el principal instrumento de comunicación entre autor y lector.
La invención de la palabra
“mochufa”
o “desnormal” es una prueba
irrefutable de la importancia que le concede al estilo. Este neologismo
representa el
personaje colectivo antagonista
de la novela. Si bien
Joaqui, sorprendente vecina de Miguel, es una de las integrantes de
esta despectiva especie, en su carácter y comportamiento identifi camos
los más evidentes defectos del zaino grupo al que pertenece. Hablamos
de urbanitas de clase baja que, en su mediocridad y cinismo existenciales, juegan a parecerse a las clases
altas, a ser mejores de lo que en realidad son pasando cada fi n de semana en Zarzahuriel. Con esa su
ñoñería mentecata, indolente y cínica que la sociedad de consumo y el estado del bienestar han impuesto
como premisas incuestionables con las que alcanzar la felicidad. Y frente a las “mochufas”, los
asquerosos
,
seres desarraigados fuera de la organización social que sacrifi can su adaptación y reconocimiento sociales
en aras de ejercer la libertad individual. Solo esta los salvará de la destrucción moral. Para lograrla los
“asquerosos” como Manuel recurren a la lucha personal y al ingenio (la explosión doméstica que provocó lo
demuestra) con que enseñar lo inútil que resulta vigilar nuestra seguridad cuando ni tan siquiera somos
capaces de hacer funcionar un sistema de videovigilancia que evidencie sus delitos.
Héctor J. Campo Nogués
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